
El lunes 7 de mayo, Marianela Mirra, Sebastián Pollastro, Mariela Montero o Juan Expósito, se convertirá en el ganador oficial de Gran Hermano 2007. Pero el martes 1º, el reality del que habla todo un país ya consagró a su ganador moral. ¿Qué otro título le cabe a Diego Leonardi (29), el hombre que fue a buscar el perdón de una sociedad a la que le costaba reinsertarse luego de sus 5 años tras las rejas? ¿Qué otra calificación se le puede poner a su coraje para contar su dramática historia de vida ante millones y millones de personas? No quedan dudas: Diego es el ganador moral de GH. Y él así lo siente. “Yo necesitaba entrar a Gran Hermano para que la gente me pudiera ver de otra manera, y me juzgara por lo que soy, y no por lo que hice”, comenta. “Y además quería que la gente conociera mi historia, para que supiera lo que se vive cuando se pasa por algo así”, agrega. Pero antes de “su” historia, Diego tuvo una prehistoria que también es importante conocer. Nació el 18 de febrero de 1978, en plena dictadura militar. Su infancia fue en Caseros. A pesar de ser el cuarto de 7 hermanos (5 varones y 2 nenas), su infancia fue bastante solitaria, como él mismo califica. “Marisa, mi hermana más grande, nos cuidaba porque mis viejos laburaban. La más chica era una bebé. Mis dos hermanos mayores se llevaban bien entre ellos. Y los dos menores también. Entonces yo siempre quedaba solo en el medio”. Cada mañana, papá Beto salía a ganarse el pan trabajando horas y horas en una carnicería. “Nos criamos a los ponchazos, pero sin que nunca nos faltara ni la comida ni la ropa ni los útiles”. La primaria la hizo en la Escuela Nro. 9 de Caseros, “que quedaba a dos cuadras de casa”. Y admite: “Como alumno era un bardo, el más chispita del curso. Me mandaba muchas macanas. Y cuando mi papá se enteraba, se complicaba la cosa. Me castigaba. Y si me tenía que romper los huesos, me los rompía. Pero bueno, yo también vivía haciendo cagadas…”
–¿Hiciste el secundario?–Lo arranqué… Pero duré una semana, hasta que me echaron a la mierda
–¿Por qué?–Porque durante un recreo me prendí un pucho en el patio, vino alguien a decirme que lo apagara, y lo saqué cagando. Pero resultó que era el regente de disciplina. Entonces mi papá me dijo: “Bueno, si no querés estudiar, salí a trabajar”.
–¿Y de qué trabajaste?–Empecé en una fábrica de antenas de televisión. Luego laburé en una tornería, en una herrería, vendí sándwiches para los colectiveros de la línea 123, lavé autos en una agencia y fui vendedor callejero. Vendía de todo, desde flores en los semáforos hasta felpudos para las puertas de las casas.
–¿Cuándo conociste a Verónica, la madre de tu primer hijo?–A los 17. Ella había sido compañera mía en el primario, y vivía a la vuelta de casa. Nos pusimos a salir, y al poco tiempo quedó embarazada de Cristian.
No hay comentarios:
Publicar un comentario